Los muros de Batakis

(Foto: Noticias Argentinas).

Gestiona en un laberinto de obstáculos y achina los ojos para decodificar las señales de lobbies en pugna. Entre la espalda del mercado y la pared de CFK.

«¿Era necesario que fuera tan alto?», canta Roger Waters, con angustia existencial, en el final de Mother, acaso el clímax dreamático de The Wall, el poderoso manfiesto filosófico de Pink Floyd. Con acciones y omisiones que conviene examinar con lupa, el mercado y los círculos rojos concéntricos del poder le plantaron a la ministra de Economía, Silvina Batakis, no uno, sino varios muros que deberá saltar para llevar el barco zozobrante de la economía a un puerto seguro.

«La caja única de gastos es el sueño húmedo de los más liberales», le dijo a desPertar, el newsletter de Letra P, un economista de primera línea. Otro se animó a hablar de «ajuste ortodoxo» para describir el plan que expuso este lunes la ministra de Economía, Silvina Batakis. Se entiende: apego a las metas pactadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI)… aunque ya en revisión por el contexto global; ratificación del cronograma de licitaciones de la deuda en pesos; tasas reales positivas para anclar a los inversores en la moneda nacional; cuenta única de gastos en el Estado, lo que incluirá baluartes cristinistas como Enarsa, PAMI y ANSES; congelamiento de ingresos en toda la administración nacional; revalúo de propiedades centralizado en el Palacio de Hacienda y segmentación alla Guzmán son parte del paquete que les puso los pelos de punta a Juan Grabois y a los responsables de la CTA.

Sin embargo, el mercado financiero reaccionó con cautela a los anuncios. Los dólares bursátiles y el blue, que terminó a 268 pesos, fueron moderadamente hacia atrás, pero las acciones y el riesgo país no dieron tregua. Así quedaron al cierre del lunes para arrancar este martes otra rueda exigente:

Fuente: Rava Bursátil.

“Los mercados esperan que Cristina Kirchner apruebe el plan de Batakis», analiza Pablo Wende en Infobae. «La baja del déficit (fiscal) requerirá de enormes esfuerzos y un apoyo político de la vicepresidenta que aún no apareció», advierte. El autor siempre describe bien los humores del mercado: también este vive pendiente de los gestos de la exmandataria, algo natural, por otra parte, dado que Guzmán acaba de salir eyectado por su presión.

El silencio, el apoyo –de emergencia y a disgusto, pero apoyo al fin– o el boicot futuro de Cristina determinan el sustento o la inanición política del plan de la nueva ministra. Sin eso, se sabe, no habrá nada. El cristinismo parece actuar con Batakis con una paciencia que había agotado con Guzmán, pero eso no despeja las dudas. ¿Le durará la contención o, en cualquier momento, se volverán a escuchar las quejas de Máximo Kirchner Andrés Larroque?

La píldora que ese sector se está tragando es muy grande. Este es el primer muro con el que puede toparse la ministra, en momentos en que los movimientos sociales de izquierda preparan movilizaciones para este jueves, Grabois también pone en movimiento su organización y la base K se mira con más desconcierto que nunca. Antes, la jefa por lo menos se quejaba…

Ni el mismísimo Juan Perón esquivó, en su época de oro, los condicionamientos de la CGT, nos ha hecho saber tiempo atrás el historiador Juan Carlos Torre, mucho antes de que Cristina –intencionada– le regalara a Alberto Fernández el Diario de una temporada en el quinto piso. ¿Podrá la vice callar por el tiempo suficiente como para que la economía se aleje un par de pasos del precipicio al que está asomada o el simple hecho de ser quién es la convertirá –fatalmente– otra vez en el azote de un gobierno que podría no resistir otra tanda de castigos? Para empezar, un dato delicado: el plan Batakis no se resuelve solo en un invierno duro.

De un muro al otro

Ajuste fiscal, gobierno peronista que -se supone- «asegura» control de la calle, silencio de Cristina… ¿qué más quiere el mercado para festejar su triunfo? «Acciones dolorosas», diría el FMI.

Esta es la explicación de la cautela ortodoxa, el otro muro al que se enfrenta Batakis. Carlos Pagni conoce bien ese paño y así lo explica en La Nación: «Cristina Kirchner, que impugnó a Martín Guzmán, debe pronunciarse frente a las medidas de Silvina Batakis, que significan un ajuste mucho más severo; ¿conflicto con ideas o conflicto con personas?».

Las consultas de desPertar con economistas y operadores arrojaron que el ajuste sabe demasiado a corto plazo para los paladares más exigentes. «Una cosa es la cuenta única, que va a tener efecto por un par de meses, y otra sería plasmar eso en un Presupuesto», escuchó. ¿Habrá un Presupuesto 2023 en función de los lineamientos del lunes? Su eventual tratamiento en el Congreso resultaría aun más sorprendente, por los alineamientos que podría generar, que el propio acuerdo con el Fondo, kilómetro cero de la diáspora del Frente de Todos. Además, «todo depende de que Cristina no se levante un día con ganas de hablar», fue otro comentario.

A propósito… ¿qué fue de aquellos titulares que aseguraban que Batakis fue una imposición de Cristina a Fernández? 

¿Otro tipo de gestos?

El revalúo de propiedades podrá generar quejas entre quienes resulten afectados y afectadas, pero le daría al ajuste en ciernes un aura de progresividad. Nada que Batakis no haya ensayado ya como ministra de Daniel Scioli cuando Cristina y Axel Kicillof hacían sufrir a la Provincia con restricciones más nacidas de los recelos políticos que de una decisión de «no gastar más que lo que entra». La ministra, sin embargo, sabe que necesitará más que eso para comprar el tiempo que necesita.

Siempre bien informado, Ámbito Financiero anticipa que el Gobierno «trabaja para flexibilizar el acceso (de importadores) al mercado de cambios progresivamente entre julio y agosto. Scioli se lo comunicó ayer a empresas de consumo masivo que se comprometieron a respetar las listas de precios y garantizar el abastecimiento». Eso sí le gustaría a la vice y sería una señal de que el ajuste busca proteger el nivel de actividad y el empleo.

(Nota publicada en Letra P).