El mapa de calor de la obra pública, apuesta fuerte del porteño más federal

(Foto: Noticias Argentinas).

Buenos Aires, bastión de Todos, lidera el ránking, pero su peso demográfico impide hablar de discriminación. La rueda del empleo y el consumo. Ahora, viviendas.

El Gobierno de Alberto Fernández enfoca todos sus instrumentos de política a la aceleración de la obra pública, de la que dependen objetivos a la vez económicos y políticos. En el primero de esos planos, la dinamización de una actividad limitada por un consumo todavía lastrado por salarios que siguen perdiendo con la inflación; en el segundo, una mejora de las percepciones sociales cuando queda muy poco tiempo para que se abran las urnas, en septiembre para las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) y en noviembre para los comicios legislativos.

En lo que respecta a la distribución territorial de las inversiones realizadas por el gobierno del autotitulado como «el porteño más federal», se destaca ampliamente la provincia de Buenos Aires, bastión electoral del Frente de Todos, aunque el reparto no parece seguir criterios político-partidarios. 

La retomada de las obras de pavimentación y mejora de rutas se observa en muchas localidades, así como otras de menor porte como, por ejemplo, la modernización de luminarias, forman parte de ese esfuerzo. El ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, trata de sumar desde otro costado, mediante el incremento de la inversión en la construcción privada de viviendas con apoyo estatal a través de acuerdos con municipios y organizaciones sociales. A los primeros se les piden tierras para edificar, mientras que las segundas aportan trabajo.

Con las metas económica y electoral a la vista, el Presupuesto 2021 estableció una duplicación de la inversión en obra pública, que pasó del 1,1% del producto bruto interno (PBI) de 2019 –última referencia válida antes del 2020 pandémico– al 2,2%. El ministro de Economía, Martín Guzmán, recordó eso el martes al participar junto a su par de Defensa, Agustín Rossi, del acto de entrega a la Armada del buque corbeta Ara Robinson.  «Apuntamos a que la inversión pública se profundice (…). Hubo un claro cambio en el rol de las políticas públicas, lo que se evidencia en la duplicación de la inversión en el Presupuesto Nacional con respecto a 2019», dijo.

Según el último informe del Centro de Estudios Políticos y Económicos (CEPEC), el avance general del plan ejecutado por el ministro Gabriel Katopodis es el deseable a esta altura del año, sin lugar para subejecuciones con criterio fiscalista como ocurrió en tiempos de Mauricio Macri. «Según la ley de Presupuesto 2021, el Ministerio de Obras Públicas tiene un financiamiento de 266.589,8 millones de pesos, de lo que lleva ejecutado 135.107,9 millones, un 49,32%», señala.

«La construcción lleva ocho meses consecutivos de generación de empleo y se consolida como la rama que mayor impulso viene generando en el mercado de trabajo. Se estima, además, que este rubro explica el 45% de los puestos de empleo generados en los últimos seis meses», continúa.

Esa tendencia se deja ver en los datos sobre despacho de cemento difundidos el martes por la Asociación de Fabricantes de Cemento Portland (AFCP). De acuerdo con ellos, los mismos crecieron el mes pasado un 20,6% interanual, lo que elevó al 15,1% el incremento proyectado para todo el año, casi diez puntos por encima de las estimaciones previas.

Fuente: Centro de Estudios Políticos y Económicos (CEPEC).

El director del CEPEC, Leo Anzalone, le dijo a Letra P que «la inversión en obra pública es muy lineal en cuando a su impacto en el PBI: un 0,6% de ella aumenta el producto en torno al 3%. Tanto es así que la caída de la economía en el gobierno anterior se explica por la merma de las obras de infraestructura, la que generó una baja del consumo», variable clave que da cuenta de casi dos tercios de la economía nacional, añadió.

«La inversión en obras públicas es estratégica por sus múltiples efectos. Genera desarrollo al mejorar la condiciones de vida, por ejemplo en hospitales, agua y cloacas. También porque incrementa la productividad a través de la construcción de caminos que abaratan costos. Pero, sobre todo, porque genera empleo muy rápidamente en sectores que tienen una propensión muy alta a consumir, poniéndole nafta al motor de nuestra economía, que es el consumo», ponderó el economista.

De acuerdo con Anzalone, «la inversión dada por el Presupuesto es muy prolijamente ejecutada y sin sesgo partidario». Así surge del ránking de provincias receptoras de inversión federal, liderado por Buenos Aires, a la que siguen Córdoba –un distrito que el oficialismo da por perdido en noviembre–, Santa Fe, Entre Ríos y Chaco –terrenos propios–, la independiente Neuquén, la opositora Mendoza y Río Negro. Si bien llama la atención que la primera, bastión del Frente de Todos, saque tanta diferencia, hay que ponderar que su población quintuplica la cordobesa, en línea con la cantidad de obras financiadas.

Fuente: Centro de Estudios Políticos y Económicos (CEPEC).

La Cuidad de Buenos Aires, la más rica del país y en gran medida autosuficiente en la materia, figura bastante más abajo.

«Mientras las obras generan desarrollo para la comunidad, al mismo tiempo generan empleo: casi la mitad de lo generado durante el año está vinculado a la obra pública, y generan impulso para las actividades vinculadas como la industria del cemento, ladrillos y demás actividades cercanas a la obra pública. El círculo virtuoso que dispara el consumo para sustentar en el tiempo el crecimiento económico», concluyó el estudio.

(Nota publicada en Letra P).