Una buena para el FdT: se diluye la maldición preelectoral del dólar

(Foto: Noticias Argentinas).

Cepo mediante, el tipo de cambio oficial estará controlado. Los paralelos, lejos del estallido. Factores externos y política oficial. El futuro, un desafío.

Dos años atrás, la cotización del dólar se espiralizaba cada día debido a la explosión de endeudamiento y a la destrucción de la confianza provocadas por las políticas de Mauricio Macri. La tendencia se profundizó después de las primarias del 11 de agosto, cuando quedó claro que un peronismo reunificado bajo la influencia de Cristina Kirchner se disponía a volver al poder, hecho que revolvió al mercado y que el expresidente exagera como el fin a su gobierno en lo económico. Esta, con todo, no es sino la más reciente manifestación de un fenómeno que se reitera en la Argentina prácticamente en todos los procesos preelectorales: la tensión cambiaria. Sin embargo, una combinación de factores externos y algunos aciertos de política se conjugan esta vez para que, en medio de tantas dificultades, Alberto Fernández pueda, al menos, eludir esa maldición de los años impares.

El analista financiero Christian Buteler le dijo a Letra P que «hay que separar lo que puede ocurrir con el dólar oficial de lo que puede pasar con los alternativos».

«Con respecto a lo primero, no veo ningún salto ni antes ni después de las elecciones, aunque cuando ya hayan pasado probablemente haya alguna aceleración de la tasa de devaluación diaria (crawling peg). Sin embargo, no se anticipa como algo preocupante», estimó.

De hecho, esa aceleración sería una manera de actualizar la política actual de pisar la cotización del dólar oficial para usarla como un ancla para la inflación. En lo que va del año, cepo mediante, el dólar oficial avanzó algo más del 13% en el mercado mayorista frente a una inflación acumulada del 21,5%, según los datos del INDEC hasta fin de mayo.

Fuente: Rava Bursátil.

Los altos precios de la soja han ayudado a maquillar un atraso relativo del tipo de cambio, pero la oleaginosa no siempre va a cotizar por las nubes y será mejor prevenir que curar, sobre todo cuando la Reserva Federal –en banco central de los Estados Unidos– ya avisa que el año que viene comenzará a elevar las tasas de interés para controlar presiones inflacionarias generadas por la emisión pandémica y que ya resultan muy evidentes.

En lo que respecta a los tipos de cambio alternativos, Buteler recordó que «el Banco Central los mantuvo bastante controlados con su intervención en los mercados del MEP (Mercado Electrónico de Pagos) y del ‘contado con liquidación’ (CCL), para lo cual usó dólares que efectivamente consiguió gracias a una buena cosecha y a muy buenos precios internacionales de los granos». Sin embargo, advirtió, «por una cuestión estacional, ese ingreso de dólares va mermando y, con eso, el poder de fuego oficial. Entonces, de acá a las elecciones puede esperarse alguna amplitud de la brecha (con el dólar oficial), algo que ya empezó a ocurrir pero que, por el momento, no da para preocuparse», explicó.

¿Cuánto pueden crecer esos tipos de cambio? «Esa es la gran pregunta. La respuesta va a depender del nivel de confianza o de desconfianza que genere el Gobierno y de si hay o no acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Club de París, pero sobre todo de cuántos pesos se pongan en la calle por encima de lo que la actividad económica marque. Así, si para incentivar las chances electorales se empezara a emitir por demás, la suba de las brechas sería mayor. Si, por el contrario, se intentara mantener la situación fiscal más controlada, las brechas no deberían crecer tanto», indicó el analista.

«En realidad, el segundo escenario no es el que preveo, por lo que las brechas probablemente suban a un nivel del 90 al 100% hacia el momento electoral», dijo Buteler. Cabe recordar que dicha diferencia es hoy del 70%, un nivel no recomendable pero que todavía no resulta crítico.

Ahora, bien, ¿hasta qué punto el mencionado atraso cambiario electoralista, destinado junto al de las tarifas de servicios públicos a ponerle algún techo a una inflación en alza constituye un peligro?

De acuerdo con la consultora Ecolatina, no demasiado. «Al analizar la competitividad real del tipo de cambio en perspectiva histórica, vemos que se encuentra en línea con el promedio de los últimos 25 años. Esto implica que es un 50% más caro que en el cierre de la convertibilidad, 30% mayor a los meses que precedieron al salto de 2018 y 20% más competitivo que en la media 2012-2015. No obstante, también está casi 30% por debajo de la media del período 2002-2007 y de la de la segunda mitad de 2018 y 2019», dijo en un informe.

Números aparte, la consultora pone el foco en el resultado externo positivo tanto de 2020 como de este año, en el que la actividad se ha normalizado en buena medida tras el Gran Confinamiento. En todo 2021, «esperamos que este saldo vuelva a ser positivo, en una magnitud que dependerá de la continuidad del precio de las commodities (que siguen en valores altos pese a la baja relevante de los últimos días) y a la recuperación económica local e internacional», indicó.  

Fuente: Ecolatina.

Otros factores juegan a favor de que la calma del dólar persista.

Uno es que no hay grandes vencimientos de deuda este año, algo dado por la renegociación de los compromisos con inversores privados cerrado por el ministro de Economía Martín Guzmán. Para eso será importante que se termine de despejar el panorama en lo que hace a los pagos que deben realizarse al Fondo y el Club de París.

Otro es que la impresión de dinero, cuantiosa durante la cuarentena estricta del año pasado, se ha detenido y que el desbalance presupuestario que sigue siendo necesario cubrir está siendo atendido más por la emisión de deuda del Tesoro en pesos que por la asistencia del Banco Central, objetivo que Guzmán fijó en el Presupuesto.

«La asistencia del Banco Central al Tesoro fue de apenas 0,6% del Producto hasta mediados de junio, mientras que en los primeros cinco meses de 2020 había rozado el 4%», dijo Ecolatina.  

Otra consultora, Consultatio, definió esa estrategia como un «ajuste silencioso del déficit fiscal que viene llevando a cabo el Gobierno, que permitió mostrar el menor déficit financiero desde 2016». Eso, con las urnas tan cerca, comenzará a cambiar con un gasto creciente, como dijo Buteler, y una clave del proceso estará dada por la amplitud que tenga ese giro.

Con todo, las alarmas se activan cuando se examina un nivel de reservas que, a pesar de la recomposición de la temporada alta de la soja, sigue siendo limitado

Para Ecolatina, estas hoy «superan los 8.500 millones de dólares y, si bien marcan un avance de 75% en relación con el cierre del año pasado (3.800 millones), también implican una caída de 20% en la comparación interanual. Considerando que ya pasó la temporada alta de liquidación de divisas del agro, y que en el segundo semestre el Banco Central históricamente vende reservas en lugar de acumularlas, este número enciende algunas señales de alerta, especialmente de cara al mediano plazo». 

Otro hecho fortuito, ajeno a la voluntad el Gobierno, podría asimismo jugar a favor: la entrega de Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI a los países miembros, que en el caso de la Argentina alcanzarían a 4.000 millones de dólares, un aporte sustancial para la autoridad monetaria.

(Nota publicada en Letra P).