(Foto: Reuters).
El número dos del Gobierno y el secretario de Asuntos Estratégicos, Flávio Viana Rocha, abogan por un acercamiento a la Argentina, como había anticipado Ámbito.
El avance del ala militar del gobierno de Jair Bolsonaro, un factor de moderación de la política exterior de Brasil que tiende a restablecer el estatus de la Argentina como socio privilegiado se hizo explícita ayer cuando el vicepresidente, general Hamilton Mourão, sugirió que el tiempo se acaba para el canciller de ultraderecha, Ernesto Araújo.
Esa cuestión, así como la posibilidad de que el jefe de Estado realice una reforma de gabinete después de que el Congreso elija sus autoridades y quede clara la relación de fuerzas de sus aliados en el legislativo, había sido anticipada el martes por Ámbito.
«No tengo la bola de cristal y ese asunto no de ha discutido conmigo, pero en un futuro cercano, después de la elección de los presidentes de las dos cámaras del Congreso, puede darse una reorganización del Gobierno para acomodar la composición política que surja de ese proceso. Quizás entonces se intercambien algunos ministros, entre ellos, el de Relaciones Exteriores», dijo Mourão a Radio Bandeirantes.
«La conveniencia de que Araújo salga del gabinete es defendida tanto por los adversarios como por los aliados del presidente», le dijo a Ámbito una fuente brasileña conocedora de esa interna.
La ofensiva de la que Mourão es una de las caras visibles incluyó una sugerencia de este de obtener una mayor participación en el proceso de toma de decisiones del Gobierno.
«El presidente podría usarme más para que lleguemos a las decisiones más adecuadas. Yo estoy listo para ayudar. Me gustaría tener mayor participación «, señaló en la entrevista, de amplia repercusión ayer en Brasil.
Según señaló este diario, el principal nombre del avance del ala militar e el gabinete es el del secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia de Brasil, Flávio Augusto Viana Rocha, quien pasó la semana pasada por la Argentina, donde se reunió con el presidente, Alberto Fernández, con varios ministros y con el embajador Daniel Scioli. Ese funcionario, hombre de la Armada, es el principal aliado del país en el Palacio del Planalto y responsable, desde ese lado, del acercamiento del último tiempo.
Scioli, señalan en Brasilia, también ha sido un protagonista principal.
Además de la posible salida de Araújo, se comenta que también sería defenestrado el hasta hace poco influyente asesor de política exterior de la Presidencia, Filipe Martins.
Araújo y Martins son los máximos exponentes del ala ideológica del bolsonarismo, alineada con el exgobierno de Donald Trump y el mentor ideológico de este, el ultraderechista estadounidense Steve Bannon. En lo interno, son seguidores de las extravagantes doctrinas de otro extremista de derecha, el alguna vez astrólogo y hoy ensayista, Olavo de Carvalho. Todos ellos militan en la oposición al «globalismo», fenómeno que definen como la apropiación de la globalización por parte el «marxismo cultural».
Con esas tesis, esos responsables de la diplomacia brasileña, se ganaron el repudio de la prestigiosa estructura de carrera de Itamaraty. Además, minimizaron a Brasil como furgón de cola de un sector que ya no gobierna los Estados Unidos y enemistaron severamente al país con China.
Los resultados de semejante política oscilaron entre lo nulo y contraproducente y por eso Viana Rocha, Mourão y otros presionaron por correcciones, logrando que, poco a poco, Bolsonaro ceda. Tanto es así que, por influjo especialmente del primero, el presidente, que buscará su reelección el año que viene, pasó de ridiculizar las vacunas contra el covid-19 en general y las chinas en general a agradecerle el martes al régimen de Pekín por «su sensibilidad» y su aceptación de enviarle el componente que permitirá fraccionar y aplicar nueve millones de dosis en una primera etapa. Araújo estuvo totalmente al margen de ese acercamiento vital en lo sanitario.
Su actitud negacionista ante la pandemia le ha valido a Bolsonaro numerosas condenas internas y externas, al punto que sus detractores presionan por un juicio político, aunque este tiene escasas posibilidades de prosperar.
El futuro de Araújo y Martins luce oscuro, pero no debe pederse de vista que su principal protector ha estado siempre dentro del círculo más íntimo del presidente: su hijo diputado, Eduardo Bolsonaro.
El ala militar hoy parece prevalecer y, con ella, el acercamiento a la Argentina. Sin embargo, los ideológicos de ultraderecha permanecen al acecho.