Gabriel Caamaño, economista y socio de Consultora Ledesma, es minucioso en el manejo e interpretación de los datos. En los últimos días puso especialmente el foco en el que acaso sea el ítem más sensible del momento económico actual: la fuga de depósitos.
Según dijo en una entrevista con Letra P, “los bancos están resistiendo bien la corrida”, que explica básicamente en términos de una incertidumbre política que va a llevar tiempo despejar. Cree que el cepo al dólar puede ayudar a estabilizar las variables macro e imponer cierta calma, por más que sea algo forzada, pero que el goteo de los depósitos puede persistir.
En ese sentido, Caamaño observa el resultado de las últimas Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) como un punto de inflexión en materia de desconfianza, frente a la cual el Gobierno de Mauricio Macri ya no tiene mayor capacidad de alienar expectativas y Alberto Fernández, que aún tiene un compromiso en las urnas, no puede explicitar sus planes de gestión. “De lo que se trata ahora es solo de llegar al 27 de octubre sin romper todo”, aseguró.
-¿El actual proceso de retiro de depósitos en dólares de los bancos tiene la intensidad suficiente como para hablar de “corrida”?
-Estamos ante una corrida de depósitos porque se está produciendo una salida significativa de dólares de los bancos. Sin embargo, lo positivo es que el sistema financiero la está soportando bien, porque los niveles de liquidez siguen siendo altos. De hecho, salieron casi 6.000 millones de dólares y el sistema tiene capacidad como para responder incluso a más retiros.
-¿Qué datos concretos sustentan esa idea de solidez?
-En lo que respecta a los depósitos privados, entre lo que el sistema tiene en las propias sucursales de los bancos y lo que está colocado en el Banco Central, hay un 58% de liquidez a pesar de que se hayan ido 6.000 millones de dólares. Por otro lado, de acuerdo con la normativa vigente, las divisas que los bancos tienen prestadas fueron prestadas a gente que tiene ingresos en dólares, por lo que no hay descalce como sí lo había en 2001. Entonces, ¿esto se debería romper? No. Ahora, si queremos romperlo, se rompe. Es como todo en la vida.
-¿Cuál es en este momento la magnitud del proceso?
-Desde fines de septiembre del año pasado, después de que se firmara el segundo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, los depósitos en dólares crecieron de manera sostenida: 5.530 millones de dólares. Sin embargo, desde el lunes 12 de agosto, el día posterior a las PASO, y hasta el final de ese mes el stock de depósitos en dólares del sector privado se contrajo en algo menos de 6.000 millones de dólares, un 18% del total. Así, cayó prácticamente lo mismo que había crecido en el período anterior.
«El sistema financiero sigue teniendo niveles altos de liquidez. Entonces, ¿se debería romper? No. Ahora, si queremos romperlo, se rompe. Es como todo en la vida».
-Lo que hay que evitar es la corrida tome velocidad…
-El pico de retiros se produjo el viernes (último), con más de 1.000 millones de dólares, en buena medida por el ruido que produjo el anuncio del “reperfilamiento” de la deuda, los problemas que se suscitaron para los retiros de los cuotapartistas de los fondos comunes de inversión y la entrevista de Alberto Fernández a The Wall Street Journal, que fue un bombazo. Ayer (por el martes) afirmaron que el ritmo cayó un poco. Cuando estén los datos veremos si es así, pero hasta entonces los bancos siguieron pidiendo liquidez en moneda extranjera. Va a ayudar que funcione el control de cambios, que Alberto Fernández esté menos activo y que Mauricio Macri también se muestre más contenido.
-¿Qué tipo de ahorrista es el más activo a la hora de sacar dólares de los bancos?
-De acuerdo con los datos disponibles, el 88% de los retiros son de cajas de ahorro y entre dos tercios y un 70 % por menos de un millón de pesos. Básicamente se trata de movimientos de pequeños y hasta medianos ahorristas, no de los más grandes.
-Pero si el sistema está sólido, ¿qué explica el temor?
-Lo interesante es preguntarse por qué un agente económico que ya está parado en moneda extranjera y que por eso mismo no tiene el riesgo macroeconómico local saca su dinero del sistema financiero, con los riesgos que eso acarrea.
-¿Cuál es la respuesta?
-Se conjugan varios factores. Por un lado, hay gente que ve un gobierno desgastado en lo político, al que a esta altura ya se le complica alinear expectativas. Además, encuentra que hay problemas de balanza de pagos [ndr: salida de divisas del país] y, encima, una contienda electoral en la que se vota más por la negativa que por la positiva. Por si eso fuera poco, el mundo tampoco colaboró en el último tiempo. Está el problema que plantea la guerra comercial de Donald Trump y las idas y vueltas de la Reserva Federal de Estados Unidos, que a principio de año nos hacía discutir si iba a subir la tasa de interés y ahora nos tiene pendientes sobre cuántas veces la va a bajar. Tanto en lo interno como en lo externo el año ha sido demasiado volátil.
-Además existe un efecto contagio.
-Desde hace un tiempo notamos que cuando baja un poco la incertidumbre política, el dólar cae y los activos [bonos, acciones] se empiezan a recuperar. Después de las PASO esa incertidumbre pegó un salto de novela porque dejó un resultado no solo no había sido esperado por el mercado sino por mucha gente, especialmente en lo que hace la diferencia entre Fernández y Mauricio Macri. Y ahí se reactivó la fuga de depósitos. El miedo de la gente es que le manoteen los dólares; no hay otra explicación. Es un miedo más de mediano plazo que de corto y produce un contagio que hace que más personas vayan a sacar su dinero de los bancos. El tema es la incertidumbre.
-¿Cuál es el mensaje que el Gobierno debería dejarles en claro a quienes dudan?
-Básicamente, que se queden tranquilos porque que los dólares se van a usar para devolverlos en caso de que así lo requieran. Por otro lado, el control de cambios también le sirve a Alberto Fernández, porque, pensando en un eventual gobierno, le ahorra reservas y le deja un Banco Central con más instrumentos.
-Usted recordó las declaraciones de Fernández a The Wall Street Journal, de las que se quejó el Gobierno, ¿pero hasta qué punto ese tipo de definición es evitable mientras el país esté en una campaña electoral?
-Depende. Por ejemplo, el comunicado del Frente de Todos después de la reunión de Fernández y sus economistas con los enviados del Fondo no me sorprendió, porque fue parecido a lo que dicen en la campaña. Sí metió ruido lo que se dejó trascender sobre un vacío de poder y una idea de adelantamiento de las elecciones, que en principio se les atribuyó a los hombres del Fondo y después se supo que no había sido así. Ahora bien, si se está esperando un nuevo desembolso del FMI para el cierre del programa financiero del año, que ya está agujereado, algo así resulta bastante imprudente.
«Lo interesante es preguntarse por qué un agente económico que ya está parado en moneda extranjera y que por eso mismo no tiene el riesgo macroeconómico local saca su dinero del sistema financiero».
¿Qué hay que esperar, en materia de depósitos, de ahora en más?
-El proceso de retiros debería ir frenándose en tanto funcione el control de cambios, que fue creado para administrar este evento y no ya para evitar que ocurra. El Gobierno ya renunció a la idea de evitar el mal y por eso salió con el “reperfilamiento” de la deuda, mal implementado en el caso de la deuda en pesos, y luego con el control de cambios. Lo que intenta ahora es mantener el tipo de cambio más o menos estable. Lo que pase después dependerá de lo que diga quien gane los comicios.
-Entonces es inevitable que la incertidumbre y los movimientos continúen en el corto plazo…
-Por un lado, la gente percibe que, aunque sea por las malas, la situación está más controlada y que la política acompaña esa medida. Sin embargo, no creo que el proceso se desactive del todo porque el nudo hoy es político y tiene un horizonte de mediano y largo plazo. No creo que Alberto Fernández pueda despejar esas dudas antes de ser elegido. ¿Cuál sería su plan económico? Eso no se va a saber hasta que eventualmente gane las elecciones, por lo que van a persistir las dudas y temores. Además hay que tener en cuenta que en la coalición Frente de Todos conviven diferentes sectores. Juan Grabois, por ejemplo, ahora pide expropiar tierras. Aunque se piense que lo que dice es más bien periférico, se trata de uno de ellos. Entonces, esa heterogeneidad también genera dudas sobre el rumbo que va a tomar Fernández con su primer paquete de medidas. Y eso se va a saber recién después de las elecciones. De lo que se trata ahora es solo de llegar al 27 de octubre sin romper todo.