En una esperada aparición televisiva, el presidente de Brasil, Michel Temer, dijo enfáticamente esta tarde que «no renunciaré», intentando poner fin a insistentes rumores que habían sido dados por hechos por los principales medios de comunicación del país.
Reconoció haberse reunido con el empresario de la carne Joesley Batista pero negó haber autorizado sobornos al expresidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, condenado por corrupción a 15 años de cárcel, para evitar que se convierta en delator de la justicia y lo incrimine. Con todo, ese aval constaría en la grabación realizada por el empresario y que está en poder de la justcia, calificada de «ilegal» por el mandatario conservador.
El Supremo Tribunal Federal ya abrió una investigación contra el Jefe de Estado.
Según pudo averiguar ámbito.com en fuentes políticas de Brasilia, los partidos aliados de Michel Temer en el Congreso lo amanazan con retirar a miembros clave del gabinete, lo que acentuaría el vacío de poder. La clave será ahora el tenor de la reacción social, con marchas convocadas para las próximas horas en varias ciudades brasileñas.
Mientras O Globo publicó en su sitio on line fotos de los valijeros llevando el dinero que compromete al mandatario y al senador Aécio Neves, todo indica que los audios grabados clandestinamente en marzo por Joesley Batista, el dueño de la empresa JBS, un gigantesco jugador mundial del negocio de las carnes procesadas, podrían ser divulgados de un momento a otro.
Según una fuente cercana al palacio del Planalto consultada por ambito.com, Temer decidió resistir aprovechando que la cinta no fue dada a conocer aún.
Pero su posible divulgación podría ser un golpe de muerte para Temer ante la opinión pública, ya que este emitió en la noche del miércoles un comunicado en el que reconocía la reunión de marzo con Batista pero negaba haber autorizado el pago de sobornos. En su aparición acaba de ratificar esa línea de acción.