Trump, el hombre que convirtió la política de EE.UU. en un reality show

Nueva York  – Si el mundo esperaba la novedad de una mujer por primera vez en la Casa Blanca, finalmente se quedó con otra: la llegada de un completo outsider del mundo político.

Esa aura fue un valioso activo para Donald Trump, un hombre de 70 años, en un tiempo de cambios para los Estados Unidos. El éxito radicó, en buena medida, en sus diatribas contra Washington, el establishment y el sistema “torcido”. “Vamos a hacer grande de nuevo a Estados Unidos”, fue su lema. Una promesa revolucionaria en el sentido más literal del término: un regreso al pasado.

En las primarias nadie lo tomó en serio, ni siquiera los republicanos que aceptaron que se presentara como precandidato con un partido con el que en el pasado había coqueteado menos que con el Demócrata. Pero solo él supo qué cuerdas de la sociedad había que tocar.

Sus propuestas escandalizaron. Un muro en la frontera con México que, además, ese país deberá pagar. Expulsión inmediata de once millones de indocumentados. Impedir la entrada de musulmanes. Hacerles pagar la cuenta de la ayuda de defensa a los socios de Estados Unidos. Avanzar en una alianza con la Rusia de su admirado Vladímir Putin.

Ese discurso extremo y políticamente incorrecto le aseguró horas y horas de difusión gratuita en los medios, contra quienes también la emprendió. Se presentó como un empresario exitoso y hasta exageró el monto de su fortuna, más que duplicando los U$S 3.700 millones que le adjudican los medios especializados.

Su protagonismo en el “reality show”, El aprendiz lo hizo entrar en su momento en las casas de los estadounidenses, convirtiéndolo en una figura muy conocida.

La moderación en el lenguaje, nunca fue lo suyo, rasgo que llegó al extremo hace poco cuando se difundió un video privado en el que hablaba de las mujeres en los términos más vulgares, prácticamente admitiendo ser un abusador.

Más liberal que su partido en asuntos como la seguridad social, hizo suyas causas republicanas innegociables como la libre tenencia de armas y la lucha contra el aborto.

Hizo la escuela secundaria en una academia militar e hizo la universidad en Fordham (Nueva York) y Pennsylvania, graduándose de economista.

El inicio de su carrera empresarial se dio de la mano de su padre Fred, quien ya en 1974 lo puso al frente de la empresa familiar con la que había  hecho una cierta fortuna.

Fueron por su propia iniciativa las inversiones en casinos hoteles, y edificios de lujo. De su faceta de constructor vino su promesa: “Sé muy bien cómo hacer muros, créanme”.

Los concursos de “Miss Universo”, la publicación de libros y l lanzamiento de marcas de decoración y de moda también contribuyeron a incrementar su fortuna y su instalación mediática.

Donald Trump parece un convencido de la institución matrimonial, tanto que se casó tres veces. Primero, con la modelo checa Ivana Zelnickova, de quien se divorció para casarse en 1993 se casó con una actriz, Marla Maples, con quien solo duró cuatro años. La vencida fue con Melania, la ex modelo con quien está desde hace once años. Con la primera tuvo tres hijos (Donald Jr, Ivanka y Eric. Con la segunda, una, Tiffany. Con la tercera, otro, Barron William.

Comienza ahora para Donald Trump una nueva etapa. Una en la que la experiencia en los negocios puede ser útil, pero que no agota los saberes necesarios. En la campaña se dudó mucho de sus condiciones personales para escuchar, para aceptar los puntos de vista de los asesores, para ser un buen comandante en jefe. Le llegó la hora de demostrar que sus críticos, pese a lo mucho que lo han visto, apenas lo conocen.