Es la economía: Panic Show en Mileilandia

La banda siguió tocando mientras el Gobierno volvía a perder en el Senado, la actividad registraba una caída nivel pandemia y el mercado subía el volumen de las alarmas.

Los ruidos de la política y, sobre todo, de la economía real y financiera se hacen cada vez más perceptibles, pero Javier Milei sigue chorreando euforia, actitud que lo llevó este miércoles a protagonizar un show en un Luna Park colmado que no puede entenderse de otro modo que como una extravagante celebración de su personalidad extravagante.

La pregunta que se impone es cómo cae eso en una sociedad golpeada, pero cuyas percepciones sobre el Gobierno por ahora están casi simétricamente divididas.

¿Prima el divertimento que proporciona el espectáculo, cuyo protagonista goza al mostrarse como un transgresor y no juega con las reglas conocidas de la solemnidad política o, por el contrario, la percepción de un presidente que está en otra y rozando el ridículo cuando el país más necesita de conducción y cabeza fría?

Para espanto de los sociólogos que lo leen, a juicio del autor de esta nota no existe tal cosa como «la sociedad» cuando de política se trata. Esta actividad agrega demandas y, al menos en democracia, solamente puede aspirar a combinar intereses de algunos colectivos en propuestas o medidas capaces de dar respuestas de modo simultáneo. Con suerte, eso conforma una mayoría ganadora y más o menos contingente o duradera.

Entonces, la pregunta sobre cómo cae el panic show del Luna debería precisarse estableciendo los sujetos a los que se refiere.

Como en todo proceso polarizador, deben identificarse no dos, sino tres públicos. Uno, el de los convencidos, que adorarán la irreverencia y hasta las desafinaciones de su cantante. Dos, el de los detractores, que se horrorizarán por la frivolidad de la banda Milei & sus ultraderechistas mientras el país se hace trizas y hasta se preguntarán quién corre en verdad con los gastos privados del frontman. El tercero, acaso el tercio final, es el que define mayorías electorales y de ánimo colectivo.

En este segmento se juega el partido.

La música del frontman

Milei presentó su último libro, un rejunte inconexo de textos que ya le valió una nueva denuncia de plagio y cuya descripción –repleta de saltos argumentales que llegaron a emparentar la historia del pensamiento capitalista con la antiquísima Torá– resultó un delirio un tanto inquietante. La claque que formaron funcionarios actuales y aspirantes a serlo –deben haber entendido el 10% de lo que se escuchó– generó sentimientos encontrados.

También se hizo entrevistar y alabar por los serviciales Manuel Adorni y José Luis Espert. Fue un cumpleaños de 15 protagonizado por una criatura desgarradoramente necesitada de amor y reconocimiento. Antes, por suerte, hubo música.

Junto al diputado Bertie Benegas Lynch en batería,el empresario Joaquín Benegas Lynch –hermano del privatizador de ballenas– en guitarra, su biógrafo Marcelo Duclos en bajo y el abogado Fernando Mezzina en teclados, el rockstar cantó Panic show, de La Renga. La fanaticada rugió en la «fiesta de la libertad».

La Banda Liberal sonó bastante bien por tratarse de un grupo no profesional y Milei afinó con decoro. Una banda, realmente…

Mientras él macarteaba y atacaba a sus enemigos, la vida continuaba. El proyecto XS de ley ómnibus terminó de encallar en el Senado, con pronóstico reservado sobre qué texto saldrá en algún momento de allí. Además, sin ese texto convertido en ley, Milei se dispone a festejar el 25 de Mayo en Córdoba sin gobernadores, sin Pacto y, básicamente, consigo mismo.

Ante ese fracaso, uno que hace dudar de nuevo de sus chances reales de convertir este ajuste violento y chapucero en una reforma de largo aliento, opta por mostrar la única fortaleza que conserva: el favor de una mayoría social compuesta por un núcleo duro fanáticamente leal y muchos expectantes. Esa fortaleza tuvo una muestra gratis en el Luna Park y tendrá otra el sábado en Córdoba. Él exhibirá, con gestos, que no necesita a «la casta».

Sin embargo, la realidad muestra que sí. La cámara alta se propone cuanto menos limarle su proyecto fundacional, los gobernadores no le dan todo lo que quiere y son más que hasta hace unos días los que lo miran de reojo a la luz de la crisis en Misionessu escalada y la intencionada prescindencia oficial.

Además, la crisis con España le alcanzó para hacerse un personaje popular y controvertido en ese país, pero lo muestra como un líder difícilmente capaz de asegurar estabilidad jurídica o de ningún tipo para las inversiones que dice buscar. Sobre todo, el mercado financiero, hasta la semana pasada su mayor fuente de respaldo, comienza a olvidar el lenguaje del amor y a responderle con el bolsillo.

Así las cosas, vuelve el interrogante: ¿qué pensará el tercio oscilante sobre la Fiesta de San Javier, en la que el jefe de Estado se mostró como escritor, intelectual, hombre de Estado y hasta cantante de rock? Entre adherentes incondicionales y opositores enconados, ¿qué comenzará a pasar en los corazones de esos jubilados que descubren que les queda poco o nada de sus ingresos hoy, día 23 del mes, y de esos trabajadores que, además de estar pauperizados, tal vez llegaron del trabajo abrumados por escuchar tantos comentarios sobre la crisis de la empresa en la que se desempeñan e inquietudes por el mantenimiento de las fuentes de trabajo?

Los bailes del Círculo Rojo

Cuando se habla de Círculo Rojo, se suele aludir a su componente empresarial. Sin embargo, según la feliz definición de Mauricio Macri, incluye al mundo de la política, a periodistas e intelectuales y al sector sobreinformado de la población. Todo ese abanico le prestará atención este jueves en los medios y las redes al contraste entre el festejo de la víspera y los datos duros de la política y la economía.

Cuando el Presidente se hacía adular como lo que piensa que es, «el máximo exponente de la libertad a nivel mundial», el INDEC acababa de difundir el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), anticipo de los datos de PBI, que arrojó para marzo una confirmación pavorosa de la recesión cuasidepresiva que acumuló a ese mes un desplome interanual del 8,4%. Ya se acumulan ocho meses de caída y esta es la más profunda desde el Gran Confinamiento.

Si el promedio asusta e indica que una recuperación –ya sea en V, en U, en L o como quiera que sea– viene para largo, peor es lo ocurrido en rubros clave como la industria o la construcción, que cayeron como pianos al 20 y el 30% anual, respectivamente.

La recesión tiene un correlato directo en el mercado laboral, con estimaciones sobre una pérdida de 126.000 puestos de trabajo en el sector privado entre septiembre y marzola peor en 22 años.

En tanto, el dólar, ese lugar donde se desatan todas las grandes crisis argentinas, le puso un tinte más intenso a la luz amarilla que prendió hace ya algunos días.

La morosidad de la liquidación de exportaciones en la temporada alta de la soja se expresó este miércoles en una rueda especialmente magra para el Banco Central, que sólo capturó para sus reservas 59 millones de dólaresla menor cifra del mes e impropia de un fin de mayo.

Están pasando cosas con el dólar.

Mientras el oficial repta al 2% mensual, muy por debajo de la inflación desde diciembre, los tipos de cambio paralelos registraron una nueva jornada de subas fuertes.

El blue ganó otro 3,66% –ya lleva cinco subas en línea– y finalizó la jornada a 1.275 pesos.

Fuente: Ámbito Financiero.

En tanto, los negociados en bolsael MEP y el contado con liquidación (CCL), subieron por cuarta rueda consecutiva, ayer más del 5%.

Con esta racha, el primero recuperó 23% y los segundos, entre 15% y 18% en lo que va del mes.

Como viene contando Letra P, las causas son el límite que el mercado le pone a la baja de tasas por parte del Central como forma de licuar su pasivo y la percepción generalizada de un atraso cambiario, que hace atractivo para muchos inversores apostar al billete verde.

Lo que ocurrió en el mercado cambiario de futuros, en el que se registraron también subas expresivas, ejemplifica esas expectativas negativas sobre el destino del peso.

Del peso y, acaso, de la inflación. Aunque el Gobierno y los analistas sostengan, de modo plausible, que muchos precios se fijaron a tipos de cambio exagerados y superiores a los actuales y que la propia recesión limita que la tendencia impacte en el IPC, el sostenimiento y el tamaño de la suba son motivos de preocupación.

«Si esto no para ahora, ojo que puede convertirse en otra cosa», le dijo un operador a este portal. ¿En una corrida? El hombre frunció el seño y calló.

La canción de Javier Milei suena mal (parte 1)

El jefe de Estado se ufanaba hasta este miércoles nomás de la baja de los tipos de cambio, que consideraba una muestra de confianza del mercado en su política fiscal y monetaria. «Si se quita (del cálculo) el impuesto PAIS, no hay brecha» con el oficial, celebraba. Bueno, ya no.

Con lo ocurrido en los últimos días, la brecha se ha empezado a empinar, incrementado el escepticismo acerca de un pronto levantamiento del cepo y, con esto, posponiendo todavía más las expectativas de rebote de la actividad y de superación del actual pozo depresivo.

La canción de Javier Milei suena mal (parte 2)

El mandatario también se vanagloriaba de la reducción del riesgo país, el diferencial de tasa entre los Bonos del Tesoro de Estados Unidos y la deuda argentina.

Arrojando, como suele hacer, cifras al voleo, exageraba al señalar que había caído desde 2.900 puntos básicos a 1.200 –12 puntos porcentuales– en lo que va de su gestión, cuando la verdad era que la tendencia había arrancado en 2.700 y comenzado en octubre, cuando con Sergio MassaPatricia Bullrich y él mismo en la cancha electoral los operadores se aliviaban pensando en un futuro gobierno market-friendly.

Como sea, también en este asunto nodal la narrativa oficial hace agua. La reducción del riesgo soberano se frenó en seco ya hace rato por encima de los 1.200 puntos y este miércoles, para peor, pegó un salto brusco que lo devolvió a casi 1.400.

Fuente: Rava Bursátil.

Un consuelo: el AL30, por caso, pagará un interés de cuatro dólares por cada 100 nominales en julio, muy buen premio para un papel que hoy se compra a 50. Eso debería ponerle un piso a su cotización. Después, ¿qué importa del después?

De que el riesgo baje a, digamos, 800 puntos básicos, depende que el país recupere acceso al crédito y pueda refinanciar vencimientos de deuda por 12.000 millones de dólares pautados para el año que viene o que vuelva a flirtear con la renegociación o el default. Nada menos.

Hoy, 23 de mayo…

… esos serán los temas de la agenda informativa que entretendrán al Círculo Rojo grande. El resto, el grupo amplio de argentinos que no llega a fin de mes y teme por sus fuentes de trabajo está atento a otras señales.

Jaime Durán Barba opinó que el panic show del Luna Park es una forma de comunicación interesante entre Milei y sus fans y que no le implicará ningún costo político.

Habrá que ver… ¿Los globos alegres y ganadores de Macri no se transformaron, con el tiempo, en sinónimo de liviandad y hasta de irresponsabilidad para una mayoría?

¿Qué lectura se hará en el futuro de estos gestos y de los delirios de grandeza de un hombre hoy eufórico, pero que siembra dudas sobre sus reacciones en eventuales horas bajas?

¿Qué se dirá de estos pasatiempos de hoy y de esta generación de falsos ídolos cuando más argentinos reclamen menos laissez-faire oficial y más gobierno en temas políticos, económicos y sociales sensibles?

Hay facturas que no llegan de a una, sino todas juntas, cuando el viento cambia.

(Nota publicada en Letra P).